Fuente: elEconomista
- «Hay circunstancias más favorables en comparación con Japón»
- Pero todos coinciden en que el estancamiento se notará años
Un gigante asiático va a comerse el mundo e incluso amenaza la supremacía económica de EEUU. Sin embargo, tras un ‘milagro económico’ la burbuja inmobiliaria implosionó y, con los bancos golpeados por este evento, los créditos se redujeron, su crecimiento se estancó y comenzó una senda de inflación casi inexistente o incluso, por momentos, deflacionaria. Esto fue lo que pasó con Japón en 1991, una situación que llevó a la conocida como «década pérdida» , un periodo de estancamiento económico que ahogó al país hasta el 2001, pero cuyas implicaciones se siguen sintiendo hasta día de hoy.
Los analistas y los mercados no han dejado de señalar que este es un escenario prácticamente idéntico al que se ha encontrado China. La potencia asiática ha visto dispararse su economía en las últimas décadas y, cuando todo el mundo esperaba un despertar poscovid vigoroso, su economía se ha estancado después de una potente crisis del ladrillo que ha puesto en jaque a todo su sector bancario. Los paralelismos han escalado también con los problemas deflacionarios de su vecino. No es solo que el país llegará a entrar en deflación en julio, con una caída del IPC del 0,3% sino que los temores han vuelto a desatarse después de los datos de noviembre, que muestran una contracción del 0,5%, por segundo mes consectuvo tras una del 0,2% en octubre.
Todos coinciden en que existe un riesgo de que la historia se repita, pero que Pekín tiene las herramientas para evitarlo. En cualquier caso, creen que es ahora y en los próximos meses cuando se resolverá si China se salva o no de esta década perdida. KimEng Tan, analista de S&P Global para Asia y Pacífico explica que «China no está ni cerca de esta situación porque el sistema bancario no está en tan mala posición como la que tenían sus pares nipones». Sin embargo, el experto señala que todo depende de los pasos que China de a partir de ahora. En caso de dar una respuesta a la crisis similar a la de Japón, sí que podría entrar en una espiral parecida: un lento camino de bajo crecimiento e inflación.
Mientras la deflación amenaza al país, el FMI espera que China logre un crecimiento económico del 5,4% y se relaje al 4,6% para 2024. Este crecimiento, aunque parece notable, ha supuesto una importante decepción, pues los analistas esperaban un efecto rebote. De hecho, no cumplirían el objetivo oficial del 5,5% para este año ni el siguiente y, de hecho, se esperaba que como mínimo tocase cifras de 2021, cuando, incluso con el covid, logró un 6,3%.
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