Fuente: elEconomista

La Seguridad Social ha utilizado, desde 2012 hasta 2024, un total de 3.896 millones de euros para cubrir el gasto extra en dependencia, pensiones no contributivas, prestaciones, el pago de IMV y clases pasivas -que cubre jubilación algunos funcionarios, militares y altos cargos-. Así lo desprende la Opinión de Riesgos Fiscales emitida la semana pasada por al AIReF que, entre otras cosas, analiza los gastos financieros a cargo del Fondo de Contingencia de la última década.

Una de las principales conclusiones del informe es que, de media, el 43% del dinero es destinado a gasto previsible. Es decir, se utiliza para partidas recurrentes y que no suponen un imprevisto. Algo que va en contra de la propia definición del Fondo.

Aunque no es la partida de gasto más elevada, la suma de las pensiones -contando con clases pasivas- y otras prestaciones supone un 11% del total del crédito entre 2013 y 2024. Es decir, de media, más de un 10% cada año. Una proporción que sitúa el agregado de ambos conceptos como la tercera partida de mayor gasto, solo por detrás de misiones de paz y sentencias. Además, queda por delante de las catástrofes naturales y el Covid -sí considerados como imprevistos- y por encima de la asignación tributaria del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y del Impuesto sobre Sociedades.

  • Un crédito para imprevistos

El Fondo de Contingencia es la principal herramienta del Estado para hacer frente a gastos que no se pueden predecir. Es un crédito dotado por un importe equivalente al 2% del gasto no financiero del Estado y aparece de manera separada en los Presupuestos Generales del Estado. Este mecanismo permite reducir la incertidumbre y su uso está destinado a cubrir necesidades de carácter no discrecional. En ningún caso para financiar gastos o actuaciones derivadas de decisiones discrecionales de la Administración que carezcan de cobertura presupuestaria. Su aplicación se aprueba en Consejo de Ministros.

La ejecución, sin embargo, no es igual todos los años. Según el análisis de los datos de Hacienda realizado por la AIReF, el crédito presenta una ejecución media del 84%. El rango en la última década ha oscilado entre un mínimo del 60% en 2018 y un máximo del 97%, alcanzado tanto en 2013 como en 2022, sin contar con la ejecución del 100% en 2024, incluidos los créditos para gastos de la DANA. Los niveles de ejecución fueron bastante estables, aunque se registraron algunas fluctuaciones significativas dentro del periodo analizado. En este sentido, la autoridad fiscal también agrega que el uso del Fondo para gastos previsibles ha tenido una mayor relevancia en años como 2018, cuando representó el 73% del crédito y en otros ocho años (2013, 2014, 2015, 2016,2017, 2018, 2019 y 2023), en los que superó el 50%. El uso del Fondo para este tipo de gastos, según la AIReF, «resta margen de maniobra frente a los que sí son imprevistos y aumentan el riesgo de incumplir las reglas fiscales».

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